MUSEO DEL LIBRO EN LAS CHACRAS
La visita se realiza durante una hora y media de recorrido guiado por su dueño Director Luis Berraute. Con frases como estas;
“A lo largo de la historia, uno ve que la temática de los libros no ha cambiado: el poder, el amor, el misterio de la vida, el temor a la muerte, el odio; todo forma parte de la temática del ser humano”
Luis, ya todo un personaje en Traslasierra, recuerda los inicios de su extensa colección, cuando residía en París: “Es muy difícil encontrar libros del siglo XVI y XVII, tuve que recorrer demoliciones de viejas casonas y remates; el libro antiguo siempre fue una exquisitez como objeto”.
Libros de todos los tamaños, algunos tan pequeños que en su época fueron creados para leer con lupa; de papel trapo (algodón mezclado con lino); de papel de celulosa de madera; cosidos a mano; con tapas de piel de carnero; talladas artesanalmente; libros manuscritos, entre otras, es apenas una aproximación al mundo que se abre dentro de esas dos salas. Todos, expuestos en impecables vitrinas.
“Siempre me gustaron los libros, pero una vez me regalaron un librito del año 1600, era de recetas de dulce, y ese me hizo un click. Fue el primero, los demás fueron buscados pero con ese librito sentí la comunicación con el pasado, se abrían las puertas de un mundo, empecé a entender qué es el pasado y qué es el tiempo”, cuenta. Ese “primer libro” forma parte de la colección.
En 1999, el museo fue declarado “de interés municipal”. Un año después obtuvo un reconocimiento de la Presidencia de la Nación. Desde 2013 ostenta la declaración “de interés nacional”, entre otros tantos reconocimientos.
“Pero el museo carece de ayuda fundamental, como un subsidio mensual para mantener esto”, aclara por las dudas Berraute. Así, se sostiene sólo con el aporte de la gente.
Dentro del museo encontrarán diversos ejemplares, como una de las primeras biblias escritas en castellano (Holanda, 1602); una tesis sobre los jugos pancreáticos que sólo pudo publicarse en Amsterdam (1682, debido al trabajo con cadáveres estaba prohibido en otros países); Epístolas de Cicerón (Venecia, 1547), y antiguos libros de astronomía, medicina, poesía, entre tantos otros.